En el suplemento El Dominical de El Comercio de este último domingo, dedican toda la edición al escritor francés Julio Verne y a nuestros compatriota Pedro Paulet, considerado uno de los precursores de la aeronáutica. Cabe destacar que dentro del catálogo de Plan lector de Editorial Arsam contamos con algunos título de Julio Verne, entre ellos, Un capitán de 15 años y Viaje al centro de la Tierra; además, de una biografía de Pedro Paulet, escrita por Álvaro Mejía.
EL ESCRITOR VISIONARIO
Por: Cristian Tello
El más célebre autor de libros de aventuras y de anticipación científica vislumbró maravillas tecnológicas, increíbles viajes y máquinas sorprendentes.
Gracias a su amplio conocimiento y a su inagotable imaginación fue un adelantado, adentrándose en el futuro con gran intuición.
AÑOS DIFÍCILES
Antes de convertirse en un escritor exitoso, Verne pasó algunos años de mal vivir en París, tratando de ser un buen libretista de obras de teatro, sin conseguirlo.
Su pasión por la geografía, el mar, y las expediciones a países lejanos y desconocidos, orientaron su vocación literaria hacia las ciencias.
Autoproclamado al final de su vida como “el más desconocido de los hombres”, Julio Verne –creador de los “Viajes Extraordinarios”– es uno de los escritores más enigmáticos de la historia.
Hasta hoy se debate el origen de sus facultades visionarias. Fue un autor caracterizado por enviar vehículos no inventados en su época a mundos inexplorados, cuyos héroes conducían a la humanidad hacia nuevos desafíos y descubrimientos.
Mezclando ciencia y arte, se convirtió en precursor, junto con H. G. Wells, de un nuevo género literario: la ciencia ficción.
EL GRAN LEGADO
Leídos por niños, jóvenes y adultos; traducidos a casi todos los idiomas, y adaptados al cine en numerosas ocasiones, sus relatos han servido de inspiración en el terreno tecnológico, en los viajes de exploración y para despertar la vocación de muchos lectores que posteriormente destacarían en alguna rama del saber.
Obras como “Viaje al centro de la Tierra”, “20.000 leguas de viaje submarino”, “Cinco semanas en globo”, “La isla misteriosa”, “Miguel Strogoff”, “De la Tierra a la Luna”, “La vuelta al mundo en ochenta días” y “París en el siglo XX”, se erigen como novelas de referencia de su legado literario.
Creó un nuevo género novelístico al apoyarse en la ciencia y la imaginación, en lo posible y la fantasía. Esa fue la clave de su éxito.
UN VIAJE A LA LUNA
Le tocó vivir un tiempo de continuos descubrimientos e invenciones. La Revolución Industrial se encontraba en pleno desarrollo y Verne no fue ajeno a ese gran impulso técnico y científico. Registró en miles de ficheros los sucesos relevantes y los progresos humanos que servirían de base a sus novelas.
Si existe una novela de Verne en que se pueda hablar de genuina profecía, es “De la Tierra a la Luna”. Con gran intuición, ubica el lanzamiento en la situación casi exacta del actual Cabo Cañaveral.
No sólo eso, el proyectil lanzado en su relato –al igual que las misiones Apolo– llevaba una tripulación de tres hombres.
Ambos artefactos (el de la ficción y el real) son lanzados desde Florida y observados por medio de un telescopio gigante desde las Montañas Rocosas; ambos (el del relato y el del suceso real) acuatizan en el Océano Pacífico con apenas cuatro kilómetros de diferencia.
HAY QUE SOÑAR
En 1905, año en que el genial escritor falleció, ninguna de sus invenciones se había hecho realidad, pero las décadas siguientes fueron convirtiendo lo que parecían simples fantasías para niños y jóvenes, en profecías, en vaticinios imposibles de explicar.
Ante tanta aproximación, cabe hacerse algunas preguntas: ¿Cuál era su secreto? ¿De dónde procedía su clarividencia para predecir los avances de la ciencia?
¿Pertenecía a sociedades ocultas que le brindaban información de otro ámbito imposible para su época? ¿Se trataba tan sólo de fértil imaginación? ¿Predicciones exclusivamente como resultado de una paciente documentación?
El novelista se llevó sus enigmas a la tumba, a aquel misterioso sepulcro que lleva un retrato que lo muestra desafiando la lápida de la muerte, emergiendo de las tinieblas y pregonando su sentencia: “Hacia la inmortalidad y la eterna juventud”. Desde ahí nos ha legado su filosofía: “Todo lo que un hombre puede imaginar, otros podrán hacerlo realidad".
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